Erase una vez, un chófer muy atractivo, se llamaba Enrique, el cual ligaba mucho con sus clientes. Para sorpresa de él, uno de sus clientes le cito en un cine X… ¡¡Qué susto se metió Enrique!! Cuando se lo encontró en la puerta con unas entradas para una película, y según nos cuenta lo único que quería el cliente era «mojarle la canoa»