Melody

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El gran éxito de Melody (que nadie se esperaba) después de Eurovisión

Marta Agüera

El resultado de Eurovisión 2025 nos ha dejado a todos con una sensación de injusticia y de no entender nada que está muy lejos de lo que cualquiera que haya visto la promoción y el trabajo de Melody esperaba. Y es que si nos centramos solo en el resultado, quedar la antepenúltima o quedar en el puesto 23 de 25, puede ser, para cualquiera una derrota. Hoy, sin ir más lejos, Azúcar Moreno entraban en Café Olé con Alberto Lezaun y mostraban su enfado e indignación. Karina, en el mismo programa, ha confesado que el año que viene piensa ponerse una película porque ve «demasiado fango» en las votaciones. Es normal. En España en general tenemos sangre en las venas (y caliente) y cualquier tipo de injusticia social nos une y nos hace ir todos a una. Pero no me quiero quedar ahí.

Después de leer varios artículos sobre Melody y Eurovisión me quiero quedar con dos cosas:

La más importante es que todos somos conscientes del nivel que llevamos a Eurovisión; a nivel vocal, a nivel de espectáculo, de coreografía, de vestuario, de detalles… Hasta el final fue excelente. Ese final en el que nuestra Diva dedicó su famoso y cuestionado «helicóptero» a su gente, a ese país que no entendía que ese movimiento de pelo se hubiese cambiado por otro que muchos expertos consideraban, quizá, más fino. Pero a ella le dio igual. Y lo hizo. Y conectó con quién debía conectar: con su gente.

Por otro lado, de todo lo que he leído me quedo con la reflexión de la experta en desarrollo de marcas, Laura de Luque Miranda , quién explicaba en su red social Linkedin cuál ha sido para ella el verdadero éxito de Melody y que posiblemente sea un sentimiento que muchos y muchas habéis tenido. Con su permiso dejo aquí su reflexión:

https://www.linkedin.com/embed/feed/update/urn:li:share:7330163999579193344

«Creo que no me equivoco si digo que hace unos meses, a la mayoría de los españoles, Melody nos caía “regular”. Seguíamos teniendo muy presente la imagen de aquella niña sabiondilla y estridente, y su constante autobombo desde que fue seleccionada para Eurovisión resultaba, como poco, agotador. Yo misma llegué a escribir sobre ello.

Pero a mitad de la promoción hubo un giro de guión. Supieron mostrarnos a otra Melody. Más humana. La mujer, hija, esposa y madre. La artista incansable que lleva años trabajando, superando críticas y burlas, formándose y mejorando cada día, sin perder la sonrisa ni la pasión por su sueño.

Y fue ahí donde conectamos con ella. Porque todos, en algún momento, nos hemos dejado la piel en un proyecto, en un trabajo o en la carrera por un ascenso, para acabar viendo cómo la oportunidad se la lleva el de siempre: el sobrino del jefe, el amigo del CEO, o la amiguita del director.

Ahí la vimos: vulnerable, real, humana. Una profesional que lo ha dado todo por una meta, y que aun siendo la justa ganadora (porque hay que reconocer que la actuación estuvo genial), ve cómo el premio se lo lleva otro.

Y, sin embargo, en lugar de caer en la queja o el victimismo, enfundada en ese vestido que era una fantasía, hace el helicóptero. Literal. Se ríe de sí misma, conecta desde el corazón, agradece el cariño recibido, y sigue adelante con una sonrisa y entereza. Esa resiliencia, esa autenticidad, han hecho que la admiremos. Que pasemos de la indiferencia o el cansancio al respeto.

Ahí es donde fidelizó al público.
Ahí es donde su marca personal dio un salto cualitativo.

Más allá del resultado en Eurovisión, ( y del tema político) el trabajo de reposicionamiento que ha habido detrás es digno de estudio. Han sabido reconectar con el público desde la emoción, desde la verdad y la autenticidad. Y eso, en branding, vale más que mil trofeos.

BRAVO Melody. Has demostrado sin duda que una diva no depende de premios ni reconocimientos, la diva es la actitud, la Diva eres tú.
«

En lo único en lo que no estamos de acuerdo con Laura de Luque es que en Radiolé siempre hemos conocido a Melody como el resto del mundo la conoce hoy. Siempre hemos valorado su talento y, por supuesto, siempre hemos sido consciente de lo que es ella. La hemos visto trabajar sin descanso, con pasión y con devoción. La hemos visto apostar, luchar y defender su música. Hemos visto a una jabata en el escenario, una artista con talento y capaz de todo. Porque ella, señores, siempre ha sido una DIVA.

Esa es la suerte que nosotros hemos tenido y que ahora compartimos (menos mal) con el resto del mundo.

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